Actividad física en cada etapa

 

 

El tipo de actividad física que realices dependerá, en gran medida, de lo que puedas tolerar y de lo que te guste. Hacer cambios pequeños y sostenibles te ayudará a crear hábitos positivos duraderos. Las siguientes son algunas consideraciones clave que te ayudarán a determinar qué puedes hacer de manera segura para obtener el mejor beneficio.

La actividad física es importante en todas las etapas del tratamiento del cáncer. Puede ayudar a tolerar mejor algunos de los efectos adversos del cáncer y de su tratamiento, así como continuar mejorando los resultados de salud mucho más allá de la finalización del tratamiento.

 

Antes del tratamiento

En el momento del diagnóstico de cáncer, tu médico puede recomendarte que comiences un programa de actividad física para ayudar a mejorar tu condición física inicial. Mantenerte activo antes de que comience el tratamiento puede provocar menos efectos secundarios graves, y también puede ayudarte a sentirte mentalmente preparado y con más control. Debido a que el ejercicio afecta positivamente la salud cardiorrespiratoria y musculoesquelética, también puede ayudar a recuperarte más rápidamente.

 

Si nunca has realizado ejercicio

Comienza gradualmente, empezando por sentarte menos y moverte más. Las actividades más ligeras, como caminatas cortas, son ideales y te permitirán aumentar la duración y la frecuencia a medida que desarrollas la capacidad aeróbica. Durante este tiempo, busca formas de incorporar algo de entrenamiento de fuerza, como levantar bolsas pesadas, para mantener la fuerza y ​​la resistencia muscular.

Si actualmente estás activo

Puedes continuar con tu programa de ejercicios y tratar de cumplir con las pautas de actividad física recomendadas para adultos sanos (150 minutos por semana de actividad aeróbica y entrenamiento de resistencia dos veces por semana).

 

Durante el tratamiento

 

La actividad física y el ejercicio durante el tratamiento te ayudarán a mantener la salud cardiorrespiratoria y la fuerza muscular. Sin embargo, dependiendo del tipo de cáncer y plan de tratamiento, puede haber algunas actividades que debas evitar o modificar. También puede haber momentos durante el tratamiento en los que tengas que hacer menos actividad debido a los horarios del tratamiento, por cambios en los niveles de energía o el estado de ánimo. Trata de no verlos como contratiempos; en su lugar, concéntrate en hacer aumentos pequeños y sostenibles en la actividad para asegurarte de que puedes mantener los hábitos a largo plazo.

El nivel de actividad que podrás realizar durante el tratamiento dependerá del nivel actual de condición física y plan de tratamiento. Si empezaste a hacer ejercicio antes del tratamiento o ya estabas en forma, es posible que debas hacer ejercicio a un ritmo más lento o con una intensidad más baja durante el tratamiento.

Si no estabas en forma o experimentas fatiga relacionada con el tratamiento, tómate las cosas con calma y realiza actividades más ligeras. Si no estás seguro de hacer ejercicio durante el tratamiento, habla con tu médico. Podrá facilitarte orientación sobre el manejo de las expectativas y derivarte a un fisioterapeuta o especialista en actividad física.

 

Después del tratamiento

 

A medida que los pacientes pasan a la fase posterior al tratamiento, el enfoque de la actividad física debe orientarse hacia la mejora de la capacidad funcional y de la calidad de vida. Mantener una actividad regular después del tratamiento es una parte importante del plan de recuperación y no solo mejorará tu salud en general, sino que también puede reducir el riesgo de que ciertos tipos de cáncer regresen.

Algunos pacientes, pueden tener efectos secundarios que pueden durar meses o años después del tratamiento. Mantener la actividad física ayudará a controlar estos efectos si los experimentas o incluso a reducir el riesgo de que ocurran.

 

Cuidados paliativos

 

Durante los cuidados paliativos, la actividad física adecuada puede ser factible y beneficiosa para reducir los efectos de algunos síntomas relacionados con el cáncer, mantener la función física y mejorar la calidad de vida. En estos casos, la actividad física regular puede tener un impacto positivo y de apoyo en la salud psicológica, mejorando los niveles de energía, el estado de ánimo y la sensación de control.

 

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