Mantenerse activo
Tener cáncer probablemente afectará a tu estado físico, estado de ánimo y niveles de energía. Muchas de estas alteraciones se deben a los efectos adversos del tratamiento, que pueden provocar fatiga, ansiedad, malos patrones de sueño y pérdida de la función física. La actividad física puede ayudarte a mejorar la salud general y la calidad de vida antes, durante y después del tratamiento.
¿Por qué ser más activo?
El conocimiento sobre los beneficios de la actividad física durante y después del tratamiento del cáncer ha aumentado significativamente en los últimos 20 años. Mientras que tradicionalmente se prescribían largos períodos de descanso, ahora se sabe que la actividad física regular puede aliviar muchos de los efectos adversos del tratamiento del cáncer, así como impulsar la recuperación y mejorar la calidad de vida.
Muchas personas pierden su condición física después del tratamiento o la cirugía por lo que tienen una capacidad de ejercicio inicial más baja. Por tanto, el inicio o la reanudación de la actividad debe ser paulatino, progresivo y ajustado a las necesidades de la persona. Sin embargo, en casi todos los casos, iniciar un programa de actividad física ligera es seguro.
Alta médica
El primer paso para comenzar un programa de actividad física es obtener la autorización del médico, quien te aconsejará si puedes hacer ejercicio en función de tu historial médico y estado de salud actual.
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