Poco apetito

 

 

Existen muchas razones por la que se puede perder el apetito. El cáncer en si mismo, su tratamiento o algunos efectos secundarios, como el cansancio, las náuseas o los cambios en el gusto, pueden hacer que tengas una menor sensación de hambre. La ansiedad y la preocupación por la salud también pueden dificultar pensar en la comida.

 

Cada persona es diferente, así que intenta experimentar para ver qué puedes tolerar. A algunas personas las comidas copiosas le resultan abrumadoras, si es tu caso, trata de comer poco y con frecuencia. Podrías intentar realizar cinco o seis comidas pequeñas o refrigerios al día, servidos en platos pequeños, ya que esto puede ser menos desagradable.

Si te resulta difícil comer a menudo, puedes intentar cambiar los refrigerios por bebidas altas en calorías (altamente energéticas), como los batidos. Si crees que las bebidas te sacian, sería mejor evitar beber durante las comidas para permitirte comer tanto como sea posible

Trata de que las comidas y los refrigerios sean lo más relajantes posible. Esto dependerá de lo que funcione para ti: tal vez una habitación tranquila sin distracciones, o tal vez prefieras tener amigos y familiares a tu alrededor, o tener música ambiente.

Es mejor sentarse erguido mientras comes (ayudate con almohadas si es necesario) y tomarte tu tiempo con la comida, masticando y tragando lentamente. Si te sientes mal o lleno, puedes tratar de tomar aire fresco y volver a comer más tarde.

Procura que la comida se vea lo más atractiva posible, por ejemplo, agregando una guarnición de verduras o una rodaja de limón. Cada pequeño detalle cuenta: se positivo acerca de lo que has logrado comer en lugar de concentrarte en lo que queda.

 
 

Elegir qué comer:

 


Puede ser difícil saber lo que realmente quieres comer cuando no tienes apetito, así que ten a mano una variedad de refrigerios listos para comer o pídele a tu familia que los prepare.



Comidas que te gustaban en el pasado: se pueden dividir en porciones pequeñas y congelarlas para que estén disponibles rápidamente cuando tengas ganas de probarlas.



Come lo que te apetezca, cuando te apetezca, y trata de comer un poco más cuando tu apetito esté en su mejor momento.



Algunas personas consideran que los sabores fuertes pueden ayudar a estimular el apetito, como alimentos y bebidas picantes, dulces o amargos (como la achicoria, el café negro y la tónica).

 

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