Pérdida de peso

 

 

La pérdida de peso es un efecto secundario común del cáncer. El cáncer en sí mismo puede causar cambios en tu apetito o en la forma en que tu cuerpo utiliza los nutrientes de los alimentos y bebidas. Los tratamientos contra el cáncer también pueden dificultar que tu cuerpo absorba lo que necesita de los alimentos y hacer que te resulte más difícil comer, esto en conjunto puede conducir a la pérdida de peso.

 

La mejor manera de disminuir o detener la pérdida de peso es asegurarse de que cada bocado que comes o bebes te proporciona la mayor cantidad de calorías (energía) posible. Cuando se tiene cáncer, también se puede perder músculo, por lo que también es importante elegir alimentos ricos en proteínas que puedan ayudar a tu cuerpo a desarrollar músculo y reparar tejido.

Ten en cuenta que, si tu pérdida de peso es rápida o severa, se debe priorizar la disminución o la interrupción de la pérdida de peso. Esto puede significar comer alimentos ricos en calorías que generalmente no se consideran saludables, si son lo que te atraen, o son todo lo que puedes tolerar.

Lleva un registro de tu peso. Si has intentado hacer cambios, pero sigues perdiendo peso o no puedes volver a subir de peso, pídele más apoyo a tu dietista o médico. Es posible que puedan recetarte medicamentos para ayudarte a aumentar tu apetito, así como bebidas de alta energía (suplementos alimenticios líquidos) para agregar calorías adicionales a lo que puedes comer.

 
 

Ideas para potenciar la dieta

A continuación encontrarás una serie de consejos sobre qué tipo de alimentos puedes agregar a diferentes comidas como complemento calórico.

 

 

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